sábado, 28 de enero de 2012

Perdóname...

Perdóname por todas esas palabras que te hicieron daño. Por esas miradas que hacia maldiciéndote cuando en verdad siempre te he amado. Sin querer caí en esa trampa, la de amarte locamente, perdiéndome en algo que podría ser eterno. Te amé. Sonreí gracias a tus sonrisas, tus besos y abrazos. Porque eran lo que más feliz me hacia en ese tiempo. Y ahora no te tengo, te hice daño, igual que tu a mi. No quiero estar mal, y menos que lo estés tu. Yo no importo, pero tu si, porque eres mi vida. La cual cosa he perdido, pero quiero que estés bien, mejor que nunca, porque te quiero.
Mi vida, se que está mal, pero estarás mejor sin mi... Perdóname por favor... Intenta no llorar, encontraras a alguien mejor, que te dé lo que tu quieras...
Que difícil es decirte adiós cuando te he querido tanto...

miércoles, 25 de enero de 2012

'Llamada Muerte' Capítulo 4.

Abrí los ojos. Estaba al lado de Edward, el aún con los ojos cerrados. Tenía miedo, miré hacia todos los lados. Ni rastro de Raquel, ni de Zuki.
- ¡Raquel! ¡Zuki!
Silencio.
Cogí a Edward y lo puse en mi hombro, es un peso pluma.
- Va, tío, despierta, tenemos que hablar de lo que ha pasado. - Esperé - Tío...
Nada, no despertaba. 
Lo llevé a casa y lo dejé estirado en el sofá, hasta que despertara. 
Mientras esperaba me estire en mi cama, pensando en lo que había pasado.
...

Ella, la Muerte, otra vez, con su negra capa y su guadaña, silenciosa a un lado de mi habitación, siempre la misma maldita esquina. Sin poderle ver la cara, me levanto, esperando poderle ver la puñetera cara.
- ¿Ya es mi hora? - digo en voz baja.
No controlo mi voz, es algo automático.
La Muerte asiente. Tengo miedo.
Me tranquilizo, como intento hacer siempre.
- Gabriel, es tu hora, siempre sera tu hora. - la voz extraña de cada noche suena por mi cabeza.
- ¿Cómo? - pregunto, con miedo a ser decapitado.
Un golpe de viento nos da, aunque, puedo observar su pelo, blanco y corto, como el de Zuki, voleando por un lado.
En el instante que me quiero acercar para verle la cara, adiós.
...
- ¡JODER! - es la voz de Edward.
- ¿Que te sucede? - digo gritando para que me oiga.
- Nada, me he hecho daño. - dice en voz baja.
Lo miro de arriba a abajo.
- ¿Te acuerdas de algo? - pregunto.
- ¿De que me tengo que acordar?
- Eh... No sé... Nada, da igual.
Me mira con desconfianza.
- Vale. - Mira la cocina. - ¿Tienes algún cuchillo, cuter...?
Me saco un cuter del bolsillo, siempre llevo uno encima. Pero eso es otra historia.
- Gracias, tío. - Lo dice de verdad.


Lo abre y lo mira, después a mi. Se arremanga la manga del brazo izquierdo y clava el cuter en su piel.


Se lo que se siente, ningún dolor al principio. Ves la sangre, piensas que eso es malo, pero sigues, ya no puedes parar. Cortarse es una maldita droga, una de las peores. Ven las cicatrices, te dicen loco, te juzgan, cuando ellos fuman, beben y etc.
Solo se hace rayas, sonríe mientras lo hace, como satisfecho por el trabajo. Me mira, limpia el cuter en su propia camiseta y me lo pasa.


Observo bien esa herramienta que los dos hemos compartido tantas veces, hemos visto tantos llantos reflejados en ese objeto plateado... 


Lo clavo encima mi piel, fuerte, sin sufrir ningún daño aparentemente. Lo arrastro un poco hacia abajo, paro. Quiero poner algo en especial, 'INÚTIL' estaría bien. Y eso es lo que hago, ver como pequeñas gotas van saliendo de esas letras que reflejan lo que siento. Sinceramente, me siento mucho mejor, podría hasta ponerme a reír a carcajada limpia en este mismo momento.


Edward me mira y asiente, el me enseña su brazo, lleno de sangre. Únicamente son rayas, sin sentido.
- Sabes que esto esta mal, ¿verdad? - lo digo en voz muy baja, casi ni me oigo a mi mismo.
Caigo al suelo, algo malo ha pasado.