viernes, 12 de octubre de 2012

Tienen miedo.

Dentro de una habitación de paredes blancas se pueden esconder miles de problemas. Puedes ver a una mujer mirando a otra mujer que está en una cama, mayor que ella, pero de la misma sangre, está mirando a su madre. Le coge la mano, aunque ella no lo note, la mira con admiración, con cansancio en los ojos, con ganas de llorar, con ganas de volver al pasado. Al lado puedes ver a el hermano de la mujer mayor, agarrando con fuerza el bastón que lleva para andar, furioso con la vida, con Dios. Junto a él hay dos jóvenes, el chico niega con la cabeza, la chica reprime las lágrimas que están amenazando caer, ninguno sabe que decir. Al otro lado de la habitación dos hombres miran a esa misma mujer, con ojos llorosos, preguntándose el porqué de todo. Son el hijo y el marido. Hablan entre ellos, diciendo cosas sin importancia, ignorando lo que tienen delante de sus ojos, lo evidente. Cuando todos callan se pueden entrever todos los fantasmas que les persiguen, se puede respirar miedo, desesperación. A veces le hablan a ella, intentando tener la mejor voz posible, aún sabiendo que no les escucha. Pensar que todo va a terminar cuando un corazón para de later, les derrumba por completo. Algunos miran por la ventana, observando el cielo tapado por miles de nubes grises, imaginando que están allí por una tontería, que el día siguiente todo volverá a ser igual. Por desgracia, eso no podrá ser, nada volverá a ser como antes.